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Luis


Mi experiencia con Stephan: Durante la sesión tenía una mezcla de ilusión y miedo que se manifestaban como nerviosismo. Quería que aquello pasara lo más rápido posible y fantaseaba en cómo sería. Una vez sentado en el cojín, el miedo se apoderó de mí. Me sentí vulnerable al verme observado, desnudo y sin ningún tipo de control. La situación giraba en torno a mí y aún así me sentía preso de ella. En esos momentos, el acompañamiento de Stephan, que notó mi nerviosismo, me vino muy bien. Poco a poco me hizo conectar con él, luego conmigo y así volver a centrarme. Seguía sintiéndome llevado por la situación pero ahora la vulnerabilidad me resultaba menos incómoda. De la incomodidad pasé a sentir un gran agradecimiento por estar tan acompañado y ese agradecimiento fue creciendo incluso una vez acabada la sesión, que además me permitía conectar desde el corazón con mi vulnerabilidad. Una sesión de fotos profundamente terapéutica. Después de un tiempo de espera, en el que la curiosidad por ver la foto iba creciendo, por fin llegó a mis manos. Mi primera reacción fue de aversión, recuerdo la sensación de no poder mirarla mucho rato, no sólo de no reconocerme, sino de que moviera algo más profundo que me hacía rechazarla. Veía mi propia tristeza, tristeza con la que no quería contactar, veía mi vulnerabilidad. Me hacía sentir desamparado, desnudo. Cosas que ahora veo que no quería sentir de mí mismo y que han aflorado a través de un proceso de familiarización con la imagen. Poco a poco he ido haciéndome a ella, reconciliándome con esa parte que no quería ver. Poco a poco descubriendo matices nuevos. Todo un proceso de reconocer aquellos aspectos de mí que prefería mantener en la sombra, pero que pujan por mostrarse. Dando luz a las partes oscuras del alma. ¡Gracias por este regalo Stephan!

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