Blanca
Mi experiencia con el retrato estuvo marcada por una sensación energética de ligereza y de magia; durante la sesión sentí que se abría un surco por donde profundizar, que abríamos entre los dos un terreno no antes transitado. Uno de los miedos que ofreció la apertura de la sonata fue precisamente, al terminar la sesión, uno de los mayores tesoros con los que marché llena de agradecimiento a mi casa. Vi la inmensidad de mi ser, la luz que me habita y la paz que recorre el cuerpo y alma cuando soy yo, sin más. A partir de la sesión fotográfica, comencé a vivir aperturas, encuentros y a dejarme vivir desde otro lugar con mucha más confianza en mí y en la vida. Desde entonces, han aparecido las experiencias que necesitaba para seguir creciendo y abriéndome a la inmensidad y al amor de la vida. Ha supuesto un impulso hacia el camino que estaba ahí, esperándome. Honro tu trabajo y espero que sigas tocando con tanto tacto y visión a las personas valientes que se toman su tiempo para sentarse frente al espejo del alma. Te mando un beso grande.